la primera vez que baje a la tierra lo hice en forma de un niño pequeño, necesitaba sentir ese vivir tan particular.
rápidamente como todo niño me acerque a un grupo de niños que estaban jugando en una montaña de arena pero luego de varios minutos me aburrí de esa simpleza y me fui a un viejo puesto de antigüedades que estaba cruzando una calle del lugar.
al entrar un viejo llamador de ángeles me dio la bienvenida con un simpático sonido y casi instantáneamente un amable señor me dio los buenos días.
mis pasos retrocedieron casi por instinto, al querer retroceder sin querer tropecé con una vieja estantería.
varios objetos estaban esparcidos por todo el lugar gracias a mi estupidez, pero para mi sorpresa el señor no se enojo sino que me dio las gracias.
mi mente desconcertada no supo que respuesta formular así que simplemente me quede viendo sus ojos cristalinos como el agua mas pura. su mirada era de exorbitante profundidad y su sonrisa irradiaba una amabilidad increíble.
lentamente incline mi cuerpo para recoger algunas cosas que estaban a mi alcance, pero el señor con una voz calma me dijo
"elige un objeto del suelo, yo te contare su historia con mucho gusto".
señale con un poco de vergüenza un espejo antiguo de un hermoso marco dorado que descansaba boca abajo, dificultosamente el anciano se agacho a recogerlo y para sorpresa de ambos los vidrios comenzaron a desprenderse para terminar nuevamente en el suelo.
el anciano silencio nuevamente mi intento de pedir perdón y comenzó su historia, pero no sin antes tomar asiento, tomar aire e apuntar su mirada hacia un espejo que ya no reflejaba su rostro.
"este espejo es muy antiguo, llevaba consigo una increíble maldición y una angustiante historia pero tu has liberado a su dueño de dicha maldición y ahora el puede descansar en paz."
poco a poco los objetos que descansaban en el suelo luego de una breve historia volvían a su lugar. todos menos un viejo rifle militar, pude ver como el anciano intentaba esquivar el tema y pude sentir su dolor.
para no incomodar con mi presencia salude al anciano y me despedí con mucha gratitud, nuevamente el llamador de ángeles sonaba pero esta vez por mi salida.
la oscuridad de la noche y el brillo de las estrellas se fueron fusionando con mi cuerpo mientras mis alas se abrían para llevarme nuevamente a mi hogar.
años mas tarde la curiosidad volvió a mi mente, esta me preguntaba por aquel anciano y su tienda.
al bajar a la tierra, esta vez con forma mas adulta me dirigí hacia aquella antigua pero acogedora tienda.
lamentablemente esta se encontraba cerrada al publico, al mirar por la rendija de la cerradura pude observar que todos los objetos aun se encontraban adentro.
una, dos y tres veces intente abrir la puerta, pero esta se encontraba cerrada, asi que simplemente espere a que la noche cayera.
una vez el manto nocturno se hizo presente regrese a mi forma espiritual y pude ingresar sin problemas.
el polvo cubría el anticuario, la silla en la cual me había contado historias seguía exactamente en el mismo sitio.
y para mi sorpresa el viejo rifle también, pero este tenia una carta apoyada en la culata.
"este es un viejo rifle militar, se puede sentir la sangre derramada, se puede sentir la tristeza de la guerra en el, ese olor a pólvora aun impregna mi nariz, los estruendo aun ensordecen mis orejas, y aquellos miles de ojos sin brillo apuntan hacia mi mirada".
la historia de ese rifle concluía de esa forma, ese rifle era del amable anciano.
¿porque no me lo dijo en ese momento?, ¿por ser un niño tal vez?, ¿por miedo a ser juzgado?. ¿o tal vez pudo ver realmente mi ser?.
un momento antes de doblar la carta pude observar al dorso otro escrito.
"gracias por volver,y perdón por todo, espero no me juzgues por mis actos, tus ojos me hicieron recordar la inocencia que solo los seres mas puros suelen tener, no busco redención, no busco paz, solo quiero que sepas que equivocarse es de humanos y que estoy dispuesto a pagar por mis actos, se que nunca nos volveremos a ver, pero gracias por mostrarme lo mas cercano al cielo".
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